jueves, 22 de enero de 2009

Amistades... ciberneticas y más


Las relaciones humanas son especialmente delicadas y extrañas si no vienen de una disposición libre y sincera. Cada cosa que incide en las relaciones amistosas nos hace plantearnos los sentimientos y eso hace que se necesite mucha empatía y generosidad. Una relación imposible, es cuando conoces a alguien, conectas por un tiempo hay una atracción tanto física como emocional pero según va pasando el tiempo sientes que no eres entendido y menos comprendido. Entonces depende de la voluntad de los que confluyen en la relación amistosa si no hay una voluntad positiva, o un interés exterior o propio, te distancias. Habrá quién vea esto desde otra posición, es normal, pero lo que más impide la amistad es la pereza y el interés frustrado de la motivación inicial. No se si los hombres y las mujeres lo vemos de diferente forma pero de lo que estoy seguro, es que coincidimos que lo mejor es dejar que las aguas vayan a su cauce y todo se calme para no equivocarse demasiado y acabar mal o muy mal. Otra posibilidad es que simplemente tienes tu vida muy hecha y no piensas hacer nada para estropearla. Pero cada intento que hacemos para acercarnos a alguien, es un gesto de generosidad, una curiosidad, una afinidad momentánea, un azar y un intento de ponernos a prueba con alguien en ese vínculo que tenemos como seres humanos aunque cada uno, tenga una intención distinta. La realidad, siempre nos sorprende y nos enseña la capacidad que tenemos para ser comunicativos y sociales. A veces viajas tras una ilusión… y esta ilusión estaba en la huella de Ana de Mendoza, princesa de Éboli… una mujer singular y muy adelantada a su época. He visitado la Villa de Pastrana y el Palacio Ducal dónde fue desterrada y encerrada por las intrigas de las que fuera acusada. He estado en la Plaza de la Hora… he visto el balcón enrejado en forma de jaula. Para que no pudiera escapar. Se la permitía asomarse a su atalaya una hora al día para tomar el sol a pesar de ser amante del rey Felipe II y su secretario Antonio Pérez, haber sido la mujer de su mejor secretario y valido, don Ruy Gómez de Silva. Que cosas llegaban a hacer algunos por celos y venganza exagerada. Hay que ver dónde conducen algunas relaciones, los celos es un arma de destrucción masiva de los mejores prolegómenos amistosos.

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