jueves, 22 de enero de 2009

La mariposa... y el aire



Ahora el reloj marca las cinco de la tarde, jueves de un invierno nuboso y lluvioso... aún así, siento el ritmo de las pulsaciones… algo aceleradas, en mi corazón. Fruto del nerviosismo que siempre produce pensar en tí.
Una mezcla de gusto y deleite recorre mi cuerpo, el agua que
hay en mi, trata de llegar a tu garganta de arena… para besarte e irme.

Emociones que necesitan satisfacerse.
Afectos que buscan otros afectos,
en una apuesta visible de necesidad.
Liamos palabras suaves como dardos,
dedicados al corazón destinatario
para el roce ciego de los sentimientos
que tanto saben, de ternura y sueños,
que rocían pétalos de flores animosas.
Las lenguas se sueltan, sin decirse nada…
los labios buscan otros labios sedientos
los genios del silencio, en húmedos rastros
exploran lugares desconocidos.
Los labios imaginarios rojos y sensibles
desean conocer... cada palmo de piel.
Los cuerpos celestes palpitan y ablandan
cual brotes de juncos nuevos.
Las gargantas, exhalan jadeos, suplicas,
enajenamientos, tribulación y gozo...
palabras inconexas, sin fundamento.
Manos trémulas, revelan todos los senderos
peones del entusiasmo, la gracia y el desorden.
Andando por caminos diferentes,
siempre interconectados…
completos e inundados,
vencidos y conquistados,
nos miramos,
nos identificamos,
nos emocionamos…
nos buscaremos
de nuevo

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