miércoles, 21 de enero de 2009

La belleza de un momento... imperecedero

En una de las ocasiones que visite Roma… la fascinadora, la bella y sempiterna Roma, iba caminando por unos de los laterales de la Plaza Venecia, una plaza multitudinaria y llena de gentío frente al monumento de la Patria… “Altare della Patria” y también a Vitorio Emanuel II en el que arde una llama permanente que escolta una guardia militar… que hace un cambio de guardia que a la gente le gusta contemplar.
Como me gusta la gente nunca me cruzan desapercibidamente cuantos pasan frente a mí. Pero en un momento… aquel momento afortunado, me encontré ante Nastasha Kinski, mis pupilas se dilataron completamente y una explosión de calor recorrió todo mi cuerpo hasta el cerebro. Sin querer, totalmente espontáneo, salio como una exhalación de mi boca su nombre… y en ese momento de intensidad y ternura, que se apodero de mi, ella me regalo su mirada correspondiéndome y una sonrisa que iluminaba su cara si cabe aun más bella.
Esa sensación se grabó y esta ahí en el fondo de mi corazón… también en mi memoria. Lo he contado muchas veces a mis amigos y compañera; hoy me atrevo a contartelo a ti.
Lo que aquel día sentí por aquella mujer revive de nuevo en esta noche invernal, un miércoles de Enero… en instante puedes vivir algo que puede llenar y prolongar una vida muchas veces. Creo que debemos vivir toda la vida en cada instante, en cada momento y en cada oportunidad de emocionarnos… de ese material está hecha la vida, sólo de momentos; no podemos malgastar nuestra buena suerte.
Aquella mujer adolescente de ayer, con un brillo radiante en los ojos, con una melena de oro y un cuerpo que hechizaba, no será desgastada por el tiempo… yo no pude evitar seguir mi camino pero ese momento esta ahí generoso en mi corazón como un dulce sueño imposible.
Nastasha Kinski: estuvo viviendo en Roma en los años ochenta, que fue cuando visite Roma en varias ocasiones... después de ser pareja de Roman Polanski. No perdió nunca su belleza sensual que la hizo famosa.

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