sábado, 14 de febrero de 2009

Me gustaría jugar contigo...



Reconozco que intento y no se como hacerlo llegar hasta ti como ese día que me recuerdas, a menudo. Todo parece que quiere ayudarme pero no encuentro ese viento favorable que me consiga empujar e inspirarme. La piel se me eriza de solo pensarte y en mi cara se dibuja una mueca acusadora. El miedo a perderte es una cuerda invisible que intenta sujetarme y frena mi movimiento hacia ti. No es que te tema, no, solo quiero interesarte y hacer que tus ojos brillen mientras una evocación te traiga otra vez a pensar en mí y desear entregarte con una ola se entrega a la arena de la playa. No puedes imaginarte como deseo ver tu sonrisa, conocer tu cara anhelante y llena de ilusión. No quiero dejar de aproximarme a ti, es verdad; no te imaginas cuántas veces en esas noches, noches solitarias, me acuerdo de ti y me imagino conmigo. Te invento medio vestida y desnudándote lentamente como si quisieras prolongar el placer que presientes en mi mirada tranquila y moderada. No sé porqué, suelo pensarnos en una habitación en penumbra, una cristalera abierta y el rumor de olas del mar como única armonía… e imagino la luna en el cielo deslizándose despacio entre alguna nube apacible que hace figuras en la cama con su luz indeterminada. Tú continúas acercándote, mirándome traviesa y revoltosa. A mí me basta con verte. Cuando te pienso, imagino tu cuerpo sensual y redondo, tu masa corporal sinuosa y carnosa, con una cintura para palpar, abrazar y recorrer con las manos abiertas. El deseo me puede y se apodera de mí la apetencia de alcanzarte. Te pido que vengas, para besarte, para abrazarte, manosearte y recorrerte poco a poco con las yemas de mis dedos, para saber que eres real. Sentir el estremecimiento, la calidez de tu piel y el clamor que hay en tu carne de mujer apasionada y salvaje. No puedes ver detrás de toda esa tranquilidad que trasmito que ideas asaltan mis pensamientos, que quieren comer en tus labios y que humedezcas los míos llenándonos de sensaciones indescifrables, dejándolos húmedos de tu saliva y la mía con sensaciones vehementes y avivadas.
¡Te estás poniendo caliente! ¿verdad? Me gustaría que pasáramos a los experimentos… y me obedecieras ¡acaríciate los pechos! y… los pezones, humedeciendotelos, ¿te gustaría seguir con este juego? Pues baja, baja las manos sepárandote la ropa y acariciate, con gusto, entre las piernas primero ¿Estás sintiéndote ruborizada? Acaríciate el pubis y baja hasta el clítoris hasta que lo sientas excitado, si esta seco… llévate el dedo hasta la boca y humedécele para seguir excitándote… llevatelo al interior de tu vagina y penetrate, acariciando los tejidos y chúpalo saboreando el sabor de tu flujo ¿me dirás a qué te sabe? ¿me gustaría tanto? Mmm...… si estuviera contigo te pasaría la lengua entre los labios de tu vagina… y te saborearía para luego besarte y compartir contigo tu sabor mezclado con el mío, dime ¿te tocas? ¡Que bien se deslizaría ahora mi pene gordo y calentito haciéndote sentir toda la excitación posible entrando y saliendo, en el mejor de todos los caminos posibles…! solo de pensarlo se me pone durísima y siento un poco de flujo prostático saliendo y humedeciéndome… no, no me estoy tocando pero lo haría si tú me lo pidieses, también, ¿de verdad? Pero creo que no lo harás. Si te decidieras me gustaría que me dijeras como te gustaría que lo hiciese. Sigue, sigue haciéndolo, me gustaría que lo siguieses haciendo hasta llegar a jadear… sí, y llegar a correrte. Tócate suave, piensa que tu mano es mi mano hábil y experta, me gustaría que llegases, hasta que te corrieras totalmente… pensando en mi y que me explicarás cada detalle para yo hacerlo también... ¿quién sabe? Quizás si quieres lo hagamos alguna vez ¿te gustaría que te amara? ¿te gustaría que te hiciera el amor?… dímelo. Mientras tanto si quieres puedes experimentar... así, conmigo también. Yo te contaría cada detalle y cada sensación.

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